El Coleccionista
La pasión de coleccionar es tan vieja como el hombre. Todos tenemos, como uno de nuestros rasgos fundamentales, una inclinación a coleccionar. Cuando el doctor Vallejo-Nájera llegó a considerar el coleccionismo como una “patología sana” sintetizó de una manera brillante dos aspectos fundamentales en torno al coleccionismo. Por una parte su motivación psicológica. Así, esta pasión coleccionista de “reunidor de un poco de todo” es, como ya decía Cicerón, un modo de expresar inequívocamente el control sobre un aspecto de nuestra realidad privada, un modo de autoafirmación. Al coleccionista le mueve principalmente el deseo de posesión, la necesidad de una actividad libre, el propósito de autosuperación y la urgencia de clasificarse a sí mismo.
En ocasiones estas cuatro motivaciones se producen conjuntamente para definir una pasión coleccionista que justifique a un mismo tiempo los apetitos íntimos, el afán de liberación, la propia vocación de artista y hasta la certeza de obtener una aceptación. El coleccionista invierte tiempo y dinero en una afición suavemente obsesiva: acopiar objetos de una misma gama, series de cosas que él considera en sí mismas valiosas. Una especie de ritual que en casos muy aislados se puede hacer patológica. Objetos de colección por otra parte que obedecen a cualquier criterio. Así, un buen día surge un coleccionista que desea reunir palillos de dientes y removerá Roma con Santiago para obtenerlos, con paciencia, capacidad de espera y afán por conseguir lo que anhela.
Por otra parte, esa “sanidad” de la que hablaba Vallejo-Nájera se constata día a día a través de numerosos estudios que demuestran los beneficios que conlleva el coleccionismo. A su contribución en la creación de nuevos estímulos culturales y educacionales que desarrollen el aprendizaje entre los más pequeños –el caso del sello como ayuda didáctica en los colegios, ya que mediante una enseñanza original, interesante y divertida, el sello instruye, además de desarrollar la capacidad intelectual, el lenguaje y la sociabilidad, la tendencia por el orden y el ahorro y un reposo físico y psíquico-, otras investigaciones han corroborado que el coleccionismo ayuda a superar el aislamiento social, además de servir como un remedio contra las vicisitudes y las prisas de la vida moderna, al ser ante todo una magnífica fórmula para llenar los ratos libres y educar a uno mismo y a los que le rodean en el gusto por lo bello, por la búsqueda y por la curiosidad. Asimismo, se deben difundir y analizar con mayor rigor sus virtudes terapéuticas.